En el aire
Después de empezar a escribir mi novela MUE se me ocurrió otra novela corta. Escribí el primer capítulo, llamado “Infancia”. Y no volví a escribir nada más en todos estos años. Repasando mis relatos cortos para esta recopilación apareció este primer capítulo y tras reflexionar sobre su contenido, me di cuenta que en realidad no tenía material suficiente para escribir dicha novela. Sí que tenía ideas para un capítulo más pero a partir de ahí tendría que forzarme a imaginar la continuación. Teniendo mil otras ideas que brotan solas para otras novelas me parece absurdo y contraproducente forzarme a crearla. Así que he decidido escribir ese segundo capítulo como colofón y final de esta novela corta reconvertida en relato corto. Quizás algún día la retome, nunca se sabe.
INFANCIA
Aquello era algo que sin duda le fascinaba. Mirar por aquella ventana de la última subplanta en la zona reparacional era algo mágico para él. A través de ella podía ver aquella inmensa masa de nubes muy por debajo de él, a cientos y cientos de menamar de distancia. Estas nubes eran de color anaranjado, verdosas o de color marrón claro, dependiendo de la región hacia donde mirase y del tipo de turbulencias a las estuvieran sometidas. A lo lejos se divisaban las polémicas formas de vida del planeta, meros compuestos inorgánicos para algunos, vidas muy simplificadas para otros. Se podía observar un enorme rebaño de hidrotones, seres formados por bolsas de gas hidrógeno en su interior recubiertos de capas de hidrocarburos que se dejaban arrastrar arriba y abajo en las fuertes corrientes atmosféricas. De vez en cuando, otros de estos seres, mucho más pequeño y sin la bolsa de hidrógeno de su interior, al que llamaron devorador, se acerca a un hidrotón, quién sabe si guiado por su instinto o por el azar y raspa las capas de hidrocarburos, incorporando en su interior una cierta cantidad, perforando al hidrotón hasta su interior, tomando algo de hidrógeno para seguir flotando y abandonando una carcasa que se hunde como el plomo hacia las capas inferiores del gigante gaseoso.
Muchas tardes las invertía en mirar por aquella ventana, su ventana, y maravillándose por el espectáculo que ofrecía la ocultación del sol entre las nubes y viendo las irisaciones que se producían al ser atravesadas por los rayos solares.
Aquella tarde no esperó a que el sol se ocultara del todo. Quería observar el otro espectáculo que lo atraía. Se levantó de la ventana en la que se encontraba recostado y siguió por el pasillo hasta que encontró unos ascensores. Colocó su mano en el lector de bajada. Al abrirse la puerta apareció un ser alto de unos 3 mar de altura. Este tenía una cabeza con poco pelo, unas orejas bastantes grandes, unos ojos pequeños y redondos de color rojo. Su boca era pequeña y la nariz afilada. Su piel era de un siena muy clarito tirando a sonrosado con abundante vello y no se apreciaban vasos sanguíneos. Levaba un traje de color azul cobalto con una placa de color amarillo sobre el lado derecho y un cinturón con una G y un arma en el lado izquierdo. Este dijo:
- ¿Qué haces aun por aquí? Deberías estar con tu núcleo familiar.
- Lo sé, pero es que me he perdido ¿Puede usted indicarme donde se encuentra el habitáculo K129?
- Si, ven conmigo pequeño.
Montaron en el ascensor. Una voz sintética aunque agradable les preguntó el destino.
- Planta 5, subplanta 1 por favor. - Dijo el guardia de seguridad.
El ascensor hizo un leve sonido y aceleró rápidamente para estabilizarse a una velocidad constante. Después de un par de minutos, el ascensor se detuvo con otro de sus silbidos y un desaceleración suave. Se abrió la puerta. Se encontraban en una zona totalmente distinta de la que habían partido. Esta era una zona de mucho movimiento. Muchos seres circulaban en ambos sentidos. Kar se agarró fuertemente a la mano del guardia de seguridad. Continuaron por la pasarela de la zona comercial, desde la cual se podía ver muchas tiendas y seres y que daba a un gran patio interior durante algunos minutos. Tomaron un gran túnel de movimiento automático y fueron a dar a un gran pabellón con una cúpula encima por la cual se filtraba la luz artificial que lo iluminaba. Llegaron al final y tomaron esta vez un ascensor pi. Este consistía en una plataforma que ascendía rápidamente por un tubo de material transparente. Les dejó en la zona habitacional K.
- Bueno ya estas en casa pequeño. No puedo acompañarte más ya que debo efectuar la ronda. Dijo el guardia de seguridad.
Karoel avanzó por los pasillos rebosantes de pequeños como él. En cuanto el guardia tomó un descensor pi Karoel rápidamente dio la vuelta y torció por un estrecho pasillo a la izquierda. Al final de este se encontraban unas pesadas puertas que se abrieron automáticamente al introducir Karoel la clave en el lector numérico. Este era un truco que había visto hacer a un guardia cuando sucedió aquella emergencia hace ya un yemen. Traspasó las puertas sin vacilación prueba de que ya las había cruzado muchas veces y llegó hasta un ascensor. Pulsó el lector de bajada. Trascurrió un minuto antes de que se abrieran las puertas del ascensor. Penetró en él y pulso el botón de la planta 10. El ascensor se puso en marcha. Este era un ascensor privado para utilización exclusiva del personal de seguridad, pero Karoel lo utiliza siempre que quería evitar problemas con los guardias. Era directo, sin paradas, a la cima.
Una vez que alcanzó la planta 10 se dirigió con rapidez al primer ascensor pi que encontró. Esta vez no tubo que llamarlo se encontraba abajo. Entró y pulsó el botón de subida. Silenciosamente ascendió. Paró en una plataforma suspendida a varios mar de altura. Se encontraba en el techo de su complejo habitacional, en el atmosfepuerto. Abajo, en el hangar varios reactores se alineaban en sus puestos. Eran de un atractivo color rojo con bandas de color amarillo. Algún día también el sería un piloto atmosférico. Se acercó a la ventana preferida por él por tener mejor vista y comprobó que había llegado a tiempo. El atardecido sol iluminaba tenuemente pero haciendo relucir la gran cadena de titanio-mercurio. Brillaba con mucha intensidad y ese brillo se perdía con la altura. Miraba a lo alto donde la cadena y la nubes se fundían en una línea no definida. Se sintió feliz. Nada por debajo y una gran cadena por encima. Miró también a lo lejos en la horizontal y le pareció divisar el complejo habitacional Pal-1. No, hoy no se veía bien, demasiados cirros. Siguió contemplando la titánica cadena hasta que una mano le tocó el hombro. Era el mismo guardia de seguridad.
- ¿Pero que demonios haces todavía por aquí? ¿No te dejé con tu unidad familiar? Vamos, te voy a llevar con tus padres. - Dijo enfadado el guardia de seguridad. Tomaron un descensor pi y luego uno normal. Se situaron en el nivel K. El guardia de seguridad martilleo en la puerta del habitáculo K129. Un ser joven le abrió la puerta.
- Aquí le traigo a su pequeño que estaba deambulando por todas las zonas. Le sorprendí a media tarde en la zona reparacional y le traje hasta aquí. Mucho más tarde me lo encuentro en el atmosfepuerto. No lo comprendo. Debería castigarle.
- No se preocupe. Le llamaré la atención. Es un niño muy travieso.
Karoel penetró en su casa. Su padre le miró con dureza.
- ¿Que haces tanto tiempo en los niveles superior e inferior de la ciudad?
- Es que... quiero ser piloto y me gusta ir a ver los reactores.
- Vaya así que quieres ser piloto... Interesante. ¿Y en la zona reparacional?
- También me gusta ver arreglar los aviones.
- Con que si eh, me parece a mí que tu tienes mucha picardía. Anda ven aquí que te abrace.
Karoel comprendió que era afortunado. A partir de ahora sería más responsable. Dentro de poco empezaría la escuela secundaria. Ya no estudiaría más esas tonterías de la escuela inicial, sumar y las palabras. Estudiaría cosas referentes a la población, el vuelo, la historia ...