Muerte en el bosque
De este relato corto sólo recuerdo que lo escribí en el pueblo de mi madre, una noche en la que me encontraba con mi primo Pedro, que fue el que me inspiró la siguiente historia. Debía tener unos 17 años. No me parece un gran relato, lo incluyo más que nada por razones históricas.
Entonces el bosque quedó en silencioso. El humo se podía ver a muchas leguas de distancia. Pero nadie podría verlo. Pedro se sentó en una roca, a unos cuantos metros de lo que hasta hace media hora había sido su hogar. El cuerpo inmóvil del mago Alenor franqueaba la entrada con dos flechas Sanries en su costado. Aquel viejo había sido su padre desde que él tenía uso de razón.
Era ya hora de vengarle. Tras meditar su primer paso recogió las pocas pertenencias que dejaron los soldados Sanries y confeccionó su ligero equipaje: una mochila de cuero con algo de ropa y un libro de conjuros y pócimas y encaminó sus pasos hacia el pueblo Verdeno, dónde tenía un pariente cercano, su tío Fileno. Él podría facilitarle una espada, pues su oficio era el de herrero. Luego ya veríamos.
El paseo por el bosque fue agradable ya que era primavera y se respiraba un aire fresco que le enfrió el rostro calentado por la ira. Según se fue acercando a un claro empezó a distinguir la figura de un ser pequeño agachado en la hierba. Se acercó con precaución y vio que gimoteaba. Un cuerpo sin vida descansaba ya de lo que debía haber sido una gran tortura. El pequeño ser te explicó que habían sido los hombres de Sanries, que se llamaba Lifen y que era un elfo. Decidió acompañar a Pedro para vengar la muerte de su hermano.