MUE - Libros de Ciencia Ficción


VIDEOEXISTENCIA

Este relato fue un experimento. Por una parte iba a convertirse en el guión de una corto de cine que nos habíamos propuesto rodar mis amigos y yo. Las localizaciones y objetos descritos se correspondían con la realidad así como los personajes. Bueno, se trataba de una producción cinematográfica de bajo presupuesto. Por otra parte introduje un cierto contenido pornográfico en el relato. Al igual que Isaac Asimos con su “Estoy en Puertomarte sin Hilda” quise ver que tal se me daba la introducción de un elemento sexual en el texto. Pero mi objetivo iba más allá de la pura demostración del poder hacerlo, ya que como otros muchos autores de ciencia-ficción, me gustaría que formase parte habitual de mis creaciones. Me parece un elemento que aporta realismo e interés en una novela y quiero que esas dos cualidades estén presentes en mis obras. Creo recordar haberlo escrito cuando tenía 20 años y una cámara de video.

Le despertó un zumbido. Se tranquilizó. Lo había programado él. Se dirigió hacia el baño. Conectó la lámpara de rayos infrarrojos y empezó a desvestirse para tomar su ducha habitual. Luego, tras pasar por el dormitorio fue a la cocina. Se preparó su desayuno a base de alimentos altamente calóricos y vitaminados y bajos en lípidos. Tras desayunar pasó por el centro de datos a buscar la información digital que su ordenador eficientemente había recibido por la noche. El mensaje decía:
Asignación: Preparados calóricos.
Compañero: Apar
Hora H: 14:37
Lugar: Habitáculo J4 86A
Cogió el videoteléfono y marcó el número de Apar. Este, a juzgar por su aspecto, se acababa de levantar.
- Apar, soy Tequis. Te quiero dentro de una hora en la puerta de mi aparcamiento subterráneo.
Apar frunció el ceño pero su cara cambió rápidamente a un estado relajado debido a su todavía estado somnoliento.
- Allí estaré, cerdo. Dijo Apar.
- Tu si que eres un cerdo. Anda, dúchate y no tardes demasiado.
- Mira quien fue a hablar de puntualidad el... pero Tequis había colgado ya. Se dirigió de nuevo al dormitorio.

Hacía ya una hora que conocía su actividad 24horas y se dirigía a cumplirla. Avanzaba por el pasillo iluminado por tenues luces con firmeza hasta alcanzar una unidad de transporte urbano. Abrió las puertas a distancia y penetró en el interior de la unidad. Encendió todos los sistemas. Chequeo los sistemas de freno, suspensión, transmisión y computerización. Introdujo en la consola de datos el destino a seguir y el ordenador de abordo una vez que saliera al exterior y conectar con el servicio de tráfico digital le indicaría la ruta a seguir. Pulsó el encendido. La unidad arrancó y suavemente se puso en marcha. Salió al exterior. Allí se encontraba su compañero Apar. Tequis bajó la ventanilla.
- Sube
- Bien ¿cual es nuestra actividad de hoy? dijo Apar
- Conseguir los preparados caloricos para la hora H. Contestó Tequis.
- Que lástima. Odio los centros comerciales.
En ese momento algo en la pantalla llamó la atención de Tequis. Era el aviso de que la ruta estaba trazada. El vehículo se puso de nuevo en marcha.

Encima de sus cabezas la cúpula blanca mostraba su propiedad translucida dejando pasar luz blanca y no los rayos solares que incidían en su superficie a una altura de 4 plantas sobre el edificio residencial M2. Eran rayos ya bastante perpendiculares debido a la hora, las 12:00, en la cual Jos había ido a recoger a Fil y Mar. Ahora recorrían el pasillo del edificio en dirección al aparcamiento subterráneo ubicado en el sótano del mismo. Su ocupación 24horas era la más delicada: Elegir el tema central de la hora H, nombre con el conocían sus reuniones diarias.
- ¿Cual es nuestra ocupación 24horas? Preguntó Fil.
- Elegir la película para nuestra reunión. Contestó Jos.
- Quería cojer la última de Arnold, "Neptuno". Dijo Fil.
- Pues a mi hoy no sé ni lo que me apetece. Dijo Mar.

La unidad de transporte urbano de Tequis se estaba aproximando a la salida de la carretera en la que circulaban hacia el centro comercial PRYCA elegido por Tequis. Siguieron las indicaciones de las señales y acabaron en el subterráneo del centro comercial. Se bajaron del coche y se dirigieron por la pista automática hacia el piso superior comentando la última película que habían visto en la reunión del día anterior y se perdieron entre la multitud de gente que también habían acudido por diferentes motivos pero con un mismo fin, consumir, al centro comercial.

La parte trasera de la caja de la película que Jos sostenía entre sus manos le mostraba unas sugerentes imágenes y un agradable texto, tanto que se decidió por ella. Se la mostró a sus dos compañeros.
- Fil, me decido por esta.
Fil leyó el título de la película "Cicciolina follando con un cerdo" e hizo un gesto de negación con la cabeza.
- Hoy toca una de ciencia-ficción y no de sexo.
- Ya lo sé. Pero esta película la hemos estado buscando durante mucho tiempo y estoy seguro que a Tequis y a Gelo les va a encantar.
- Bueno si quieres podemos llevárnosla pero luego no quiero que me lo echen en cara. Yo me hubiera decidido por "Neptuno" de Arnold Schwarzenegger.
- A mi no me importaría ver a esa zorra haciéndolo con un cerdo. Sentenció Mar.
Se encaminaron hacia el mostrador. Depositaron en la mesa tres objetos. La caja de la película y dos tarjetas. Una la de socio del videoclub a nombre de Fil y la otra una tarjeta de crédito a nombre de Jos. La joven encargada del establecimiento cogió la caja y dijo:
- La película la he visto y no es muy buena, pero si os la lleváis por ver a Cicciolina pase...
- Pero ¿se ve bien que el cerdo se la trinca? dijo Mar.
- Si, eso si.
- Nos la llevamos. Apresuró Jos.
La joven manipuló en el ordenador e introdujo las dos tarjetas. Acabada la operación bancaria les devolvió las dos tarjetas que cada uno guardó cuidadosamente en sus respectivas carteras y les entregó la película.
Salieron del videoclub y se dirigieron andando al bloque J4. Eran sólo las 13:56 pero les apetecía ir a la reunión andando.

La maldita tarjeta de crédito no aparecía entre la multitud de carnets y otras tarjetas que contenía su abultada cartera. Apar se reía y la cajera se preguntaba donde metería la compra que ante la aparente perdida de la tarjeta del cliente no iba a poder abonar. Al final salió de su escondite y se la entregó a la cajera con una sonrisa de disculpa.
Esta la aceptó y la introdujo en la ranura de su lector de tarjetas. Acabada la transferencia de fondos desde la cuenta particular de Tequis a la del centro comercial cogieron las bolsas y se alejaron de las cajas.
- Tu como siempre tan cabrón. - Le espetó Tequis a Apar.
- ¿Y que quieres que hiciera?
- Al menos no reírte, me estabas poniendo nervioso.

Jose se había levantado tarde esa mañana. Sí, demasiado tarde, ya que su reloj digital marcaba las 14:00 horas. Después de una rápida ducha se dirigió hacia la sala de video para prepararla ya que su habitáculo era hoy el encargado de recibir a sus amigos para la reunión. Miró por la ventana hacia la calle J y vio que hacía buen día eso le animó un poco. No sabía porqué esa mañana se había levantado un poco deprimido. Urbano también acababa de levantarse y bostezando se dirigió al cuarto de baño.

La vistosa placa amarilla con un J4 en negro recibió a Jos, Fil y Mar a las 14:30. Pulsaron el botón del piso 86A de un antiguo portero automático. La voz metálica de Jose dijo:
- ¿quién es?
- Soy yo, Jos.
La puerta se abrió automáticamente y accedieron al interior del edificio. Jose se miró al espejo y se encontró maravilloso y corrió a abrir la puerta que unos segundos antes había hablado con un sonido grave y repetitivo.
En la puerta estaban Jos,Fil y Mar.
- Hemos venido un poco antes pero es que hemos acabado pronto. Dijo Fil.
- No importa. Pasar, pasar.
En la sala de video estaba Urbano. Estaba ojeando un catálogo de la última tecnología sacada al mercado por SONY.
- ¿Que película habéis traído? - Preguntó.
Fil se apresuró a decir:
- La han elegido estos dos que yo quería sacar "Neptuno"
- "Cicciolina follando con un cerdo". Dijo Mar.
- Igual. - Dijo Urbano riéndose.

Era la segunda vez que daba la vuelta a la manzana del edificio J4 con el coche y no encontraba aparcamiento.
- Mira a ver si ves un sitio. - Dijo Tequis
- Si mira, uno en esta calle de arriba.
Tequis giró el volante e hizo correctamente las maniobras de aparcamiento. Le vino a la memoria los tipos que aparcan de oído.

La puerta volvió a sonar y Jose abrió de nuevo. Esta vez eran Tequis y Apar. Pasaron a la cocina y metieron las pizzas en el microondas. Estarían bien hechas en diez minutos.
- Hola gentuza. - Dijo socarronamente Tequis al entrar en la sala de video seguido de Apar y Jose.
Tequis se acercó a la mesa y ojeó el título de la película. Se rió.
- Con que de ciencia ficción. Pero que demonios tiene que ser auténticamente sauvage.
Siguieron hablando hasta que un pitido procedente de la cocina les llamó su atención. Ya sabían que las pizzas estaban hechas. Jose fue a buscarlas a la cocina y vino acompañado de 4 litros de Zil cola. Urbano metió la película en el video. Empezaba el día para ellos y todos se animaron. Cada uno cogió un trozo de pizza y clavaron sus ojos en la pantalla del tubo de rayos catódicos que descansaba sobre un estante y se pasarían todo el día videando la película hasta que se la aprendieran de memoria o hasta que se hartaran...

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